En sus "Memorias", publicadas en el año 2002, David Rockefeller escribe:
"Por más de un siglo, extremistas ideológicos de ambos bandos del espectro político han explotado incidentes bien publicitados como mi encuentro con Castro para atacar a la familia Rockefeller por la descomunal influencia que ejercemos, según sostienen, sobre Estados Unidos y sus instituciones políticas y económicas. Algunos hasta creen que somos parte de una sociedad secreta trabajando en contra de los mejores intereses de Estados Unidos, refiriéndose a mí y a mi familia como internacionalistas y de conspirar con otros en el mundo para construir una estructura global política y económica más integrada- un mundo unido, si se quiere. Si esa es la acusación, me declaro culpable y estoy orgulloso de ello". (p. 405)
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